De: Beatriz Hernando
Siento un mar de culpas.
Me quema el agua salada de mis lágrimas
y como arenas movedizas
Que son me hundo en mis heridas.
Tu cuerpo, lo tenía.
Tus manos, tu piel, tu boca
todo era mío.
Era el cielo.
No, más aún que el cielo
Era el paraíso.
Imposible equivocarse
pero lo hice,
cogí una dirección
y lo que tanto costó
lo perdí.
Me has dejado algo abierta la puerta.
Saldré a ver el sol, medio apagado
o medio encendido,
pero volveré a tu lado
pues es lo que quiero,
volver.
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