El pasado día 10 de diciembre y con motivo de la celebración del 61 aniversario de la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tuvo lugar en la Facultad de Ciencias de la Documentación de la Universidad Complutense de Madrid una mesa redonda que abordó el tema de Bibliotecas, Archivos y Derechos Humanos.
En ella participaron el Decano de la Facultad, Fernando Ramos Simón; el Director de la Biblioteca y Archivo de la Universidad Complutense, José Antonio Magán Wals; el archivero y miembro del Grupo de De- rechos Humanos del Consejo Internacional de Archivos, Antonio González Quintana; la directora de EDUCACIÓN Y BIBLIOTECA, Marta Martínez Valencia; el miembro del Colectivo de Docentes de Información y Documentación por el Compromiso Social y profesor, Pedro López López; y la Presidenta de la American Library Association, Camila Alire.
El acto, que además tuvo un alto número de asistentes, contó con participaciones de gran nivel que recordaron la motivación social que debe impregnarse en el trabajo desarrollado por los profesionales de archivos y bibliotecas porque, como indicó Magán, “lo importante no es lo que hacemos, si no para qué tenemos que hacerlo”.
Tras la apertura de la mesa por parte de Ramos Simón que leyó el artículo 1 del pasado día 10 de diciembre la Declaración (“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…”), Magán habló de las actividades de la BUC –biblioteca que destina el 0’7% de su presupuesto a acciones de desarrollo y como es la encargada de facilitar el acceso al conocimiento para conseguir una sociedad más justa y libre, sin censura y con preservación de la intimidad. Recordó la necesidad de conseguir un código deontológico profesional defendió el open access e hizo mención al apoyo a la campaña contra el préstamo de pago.
Por su parte, González Quintana abogó por la conexión indiscutible que debe existir entre derechos y archivos y por lo importante que es legislar sobre los archivos; pero no sólo para su organización y custodia sino también para el adecuado acceso de los ciudadanos a los documentos públicos. Recordó a los presentes que a día de hoy no se dispone de una legislación estatal de archivos y de acceso a la información válida y cuya aplicación no resulte confusa y contradictoria a ciudadanos y archiveros.
Martínez Valencia habló acerca de la necesidad de que ese día no fuese sólo una celebración de los derechos alcanzados sino también un recordatorio de los que faltan por cumplir y de los que se vulneran constantemente. Defiende el protagonismo que las unidades de información deben tener como mediadores sociales, culturales y científicos y, en concreto, en el ámbito de los derechos humanos. Termina su participación leyendo un escrito de Ed- gardo Civallero acerca del poder que puede recaer en las manos del bibliotecario para la consecución de libertades y derechos.
López López comenzó su charla citando a Bossuet y Víctor Hugo. Al primero respecto a su idea de que las bibliotecas en Egipto eran un tesoro para los remedios del alma al ser considerada la ignorancia como la peor enfermedad.
Al segundo cuando en Los miserables creía que combatiendo la ignorancia podría combatir la delincuencia. Resaltó como es necesario trabajar bien para dar un buen servicio pero hacerlo esto siempre desde un planteamiento de compromiso social.
La presencia internacional, representada en la figura de Camila Alire, cerró el bloque de participaciones. Ella planteó que en su país el cumplimiento de los derechos humanos está directamente relacionado con el uso masivo que los ciudadanos hacen de sus bibliotecas. Habló de varios grupos de trabajo y movimientos profesionales, como REFORMA y la mesa de responsabilidades sociales de ALA, que son muy activos y que se mantienen siempre pendientes de los conflictos de intereses que se den en este sentido
Fuente: "Educación y Biblioteca" (nº 175, enero/febrero 2010)
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