El objetivo de estas entrevistas es conocer la experiencia personal en torno a la vida estudiantil y profesional en el ámbito de la Biblioteconomía y Documentación de alumnos de nuestra facultad de diversas promociones.
Hola a todos. Me llamo Alberto
Rey de Viñas Amechazurra, tengo 29 años, y empecé mis estudios en Biblioteconomía y Documentación en 2005
en la Escuela Universitaria de
Biblioteconomía y Documentación (ahora Facultad
de Ciencias de la Documentación).
¿Y qué te llevo a elegir esta carrera
universitaria?
Bueno, la verdad es que nunca oí
hablar de esta carrera, para qué engañarnos, y al igual que muchos me hice esta
pregunta que muchos colegas académicos estarán de acuerdo conmigo: “¿de verdad hay que estudiar para ser
bibliotecario?” Pues como todo en la vida, la formación y el conocimiento es
un requisito esencial para ejercer cualquier oficio profesionalmente.
Y en realidad, lo que me llevó a
empezar esta carrera fueron varios aspectos, uno de ellos fue el apoyo de mi
prima y colega académica-profesional, Dña. Beatriz Serrallé, que cursaba un
máster en la escuela universitaria en aquel entonces. Por otro lado, mi difunto
abuelo siempre quiso dedicarse al oficio desde joven y en sus tiempos era conocido
el oficio como “archivero-bibliotecario”, pero varias circunstancias le
llevaron por otro camino profesional; la pena es que no llegó a saber que empecé
mis estudios en este campo, eso le habría hecho muy feliz. Como último aspecto
a señalar, y aplicable a muchas carreras universitarias, la esperanza de
insertarme rápidamente en el mercado laboral. Vale, y el hecho de tener la
Facultad a diez minutos de casa…
¿En qué año finalizaste?
¿Continuaste tus estudios o fuiste directo a la búsqueda de empleo? ¿Te
gustaría contarnos alguna experiencia en tu vida académica?
Finalicé mis estudios en 2009 y obtuve
el título de diplomado. Al principio no entraba en mis planes continuar mi
formación, y quise ir directo a la búsqueda de empleo. Entonces cobró fuerza el
Proceso Bolonia para la Reforma Universitaria, y cambié de parecer al respecto.
Así que me decidí por hacer el Máster en
Gestión de la Documentación y Bibliotecas (especializándome en Bibliotecas y Patrimonio Bibliográfico), y con el Plan Bolonia obtuve el Grado en Información y Documentación.
Acerca de mi vida académica,
diría que el periodo del Máster fue el más llamativo. A diferencia de la
Diplomatura y el Grado era otro entorno, por decirlo de algún modo. El trato
entre el profesorado y el alumnado era más cercano, los temas eran más
interesantes ahora que los veías con otros ojos, porque te adentrabas más en la
investigación, tanto en solitario como en equipo, y eso también beneficiaba a
la relación entre compañeros de carrera.
Pero a decir verdad, un gran
momento fue cuando emprendí mi investigación para el Trabajo Final del Máster
en la Fundación Centro Nacional del Vidrio de Segovia. Fueron meses duros, eso
es cierto, de mucha responsabilidad y trabajo; el tener que explorar,
investigar, y en un sector tan singular como el que enseña la Fundación a
través de su museo y biblioteca, y cómo relacionarlo con el ámbito
bibliotecario y documental, fue sinceramente estupendo y muy enriquecedor. A
día de hoy, sigo sintiendo que no he agradecido lo suficiente a mi directora de
TFM, Dña. Blanca Gil, a la directora del museo de la FCNV, Dña. Paloma Pastor,
así como a colegas, familiares y amigos, el que hiciera posible dicho trabajo;
sin su guía y apoyo académico-personal no habría descubierto de lo que uno es
capaz de hacer para lograr grandes cosas.
¿Qué expectativas tenías antes de
terminar la carrera? ¿Puedes contarnos algunas de tus experiencias profesionales
tras tus estudios?
Por supuesto. Pues, quizás mi
meta siempre fue disponer de una titulación para demostrar mis aptitudes,
señalar que soy una persona formada en todos los aspectos. Sobre mis
expectativas, traté de comprobar lo mejor posible la situación del mercado
laboral durante mis estudios, y entonces coincidió con la Crisis, y al parecer nos
vimos afectados del mismo modo que en otros sectores, supongo.
En los últimos cuatro años he
tenido la oportunidad de trabajar como becario en distintos ámbitos: administrativo,
empresarial, gubernamental… Quizás una de mis mejores experiencias fue en Técnicas Reunidas, S.A. durante seis
meses como documentalista, donde pude experimentar el trabajo en equipo, el
formar parte de algo grande e importante como puede ser un proyecto industrial
de alcance internacional, y poder conocer a gente de todas partes del mundo.
Fue duro pero muy gratificante. Lamentablemente, y de forma similar al resto de
experiencias en lo profesional, todo tiene una fecha de caducidad, y aunque
hubo oportunidad de renovar, no se me ofreció como tal tras finalizar el
proyecto. Aparte de eso, también he estado en lugares como el SPAVIV – Sociedad Pública de Alquiler, S.A.
y el Senado de España como
documentalista, y la Facultad de Filología en la UniversidadComplutense de Madrid como bibliotecario.
¿Y cuál es tu situación actual?
Bien… Actualmente estoy
desempleado, trato de presentar mi candidatura a toda oportunidad que se
presente, ya sea como becario o profesional en letras mayúsculas. Desafortunadamente,
la realidad es que las opciones a beca se me acabarán pronto debido a mi edad y
a las condiciones de muchas de las opciones (año académico de la carrera, otros
aspectos de formación, etc.) que en varios aspectos admito que son más culpa
mía que de otros, y otras un tanto absurdas e injustas, destacando el fuerte intrusismo
académico-profesional que hay en nuestro sector por parte de otras carreras
profesionales. En cuanto a lo laboral, las condiciones van muy lejos con
requisitos imposibles de abarcar para nuestra formación, al menos que un
milagro surja, pero diría que nos afecta a todos y no solo a los bibliotecarios
y documentalista.
Ahora mismo me formo para
próximas oposiciones, mis primeras de hecho, siguiendo de nuevo el ejemplo de
familiares que disfrutan o han disfrutado de la seguridad de tener un trabajo
para toda la vida, y si ello merece un empujoncito y algo de sacrificio para no
perder la esperanza, merece la pena.
Gracias por tu tiempo, ¿hay algo
que quieras añadir para terminar?
Claro. Todos pasamos por
dificultades en distintas etapas de la vida. Qué caminos a seguir, qué acciones
tomar, pero hay que tratar de no venirse abajo a la primera de cambio, buscar
una salida lo antes posible, seguir el consejo de terceros y sentir que cuentas
con el apoyo personal, académico y profesional de tu entorno, siempre.
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