de María Angelova
Ésta es la historia de Cahetel, el león más fuerte y
grande que se había conocido hasta entonces.
Andaba siempre rodeado de hembras y sus compañeros machos lo alababan por
el gran respeto que infundía; pero en el fondo tenía un gran corazón que, por
desgracia, no podía mostrar porque en el mundo en el que vivía, un león debía
mostrar fiereza y autoridad, cosa que a él no le gustaba.
La manada en la que vivía estaba jerarquizada. En lo
alto de la cadena se encontraba él, que estaba al mando de todos los demás;
después, el resto de los machos, a su vez jerarquizados dependiendo de su
tamaño e inteligencia; y finalmente, las hembras, que básicamente servían a la manada
para perpetuar la especie, pero que no eran tenidas en cuenta para la toma de
decisiones.
Cahetel odiaba esta manera de vivir y fue la razón
por la que se proclamó jefe de la manada; quería cambiar las cosas, pero no
sabía cómo.
Un buen día convocó a una reunión para intentar que entendieran que todos eran iguales, que comportándose como tales serían más fuertes; pero lo único que obtuvo fueron preguntas absurdas.
- ¿Cómo vamos a ser todos iguales, si yo soy más
inteligente y más grande que éste? - ¿Cómo van a ser iguales las hembras que
los machos, si ellas solo sirven para procrear y cuidar de los cachorros?
Cahetel se daba cuenta del caos que había provocado.
Todos se lanzaron a discutir y a pelear
sin tener ninguna intención de diálogo y finalmente llegó a la
conclusión de que, por mucho que intentara cambiar las cosas, la ley de la
selva estaba muy clara. “El fuerte se come al débil”.
No había cabida para la comunicación, parecía mucho
más fácil usar la violencia que las palabras…
1 comentario:
jajaja a ti tambien te lo han publicado y te han puesto la misma foto
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